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martes, 30 de junio de 2015

Imagenes sobre Italo Calvino

Trabajos de alumnos del Ciclo Basico Comun de la catedra Valentino: Introduccion al Conocimiento Proyectual I en FADU - UBA a partir de la lectura de textos "Las Ciudades Invisibles" de Italo Calvino.









lunes, 29 de junio de 2015

Mas sobre Italo Calvino

Trabajos realizados por alumnos de Introduccion al Conocimiento Proyectual del Ciclo Basico Comun, catedra Valentino sobre textos de "Las ciudades invisibles" de Italo Calvino










miércoles, 24 de junio de 2015

Buenos Aires 3D en 1954

Mas alla de los comentarios -propios de la epoca- vale la pena como registro de la ciudad que lentamente fue cambiando su tejido.



Primera película argentina tridimensional totalmente realizada por técnicos y sistemas argentinos.
El film fue recientemente cedido en préstamos al INCAA para su conversión en formato 3D y proyectado en el Festival Internacional de Mar del Plata.

martes, 23 de junio de 2015

Invierno en Buenos Aires -1918



Plaza de Mayo con nieve, 22 de junio de 1918.
Documento Fotográfico. A.G.N.Inventario 151618.

¿ Y el Cabildo?

viernes, 19 de junio de 2015

Fin de semana largo

Si no se puede viajecito ¡A ordenar los placares!


Storage Wall by George Nelson for Herman Miller illustrated in Time, 1945. Image via Parsons The New School for Design.

viernes, 12 de junio de 2015

The Solar do-nothing machine- Eames



An Eames Anthology (Yale University Press) features many previously unpublished texts, including ones relating to the moral aspect of their work process.
In a personal letter to Ian McCallum of Architectural Review, Charles explains that at first they declined to participate in an Alcoa marketing initiative, for which various designers were invited to make new products from aluminum. The Eameses accepted the commission only after they came up with an approach that they felt had social value.
They produced a kinetic aluminum toy powered by solar cells. This not only met their client’s brief, but also provided a delightful public demonstration of the virtues of a sustainable, renewable source of energy: the sun.
Alcoa promoted the aluminum product in many national magazines with this full page advertisement.
Eames Solar Toy
Here is an excerpt from Charles’s letter:
We at first declined to be involved in a promotional project for ALCOA on the grounds that we have too many real projects neglected and unfinished. Then it occurred to us that there are some things worth promoting, and the conservation of natural resources looked like a likely one. A demonstration of solar energy as a practical source of power appeared to be a not uninteresting way of promoting resource conservation [emphasis added]. 
At this point in the development of solar energy converting techniques, it seemed that the best brand of attention could be called by doing an elaborate and delightful NOTHING, rather than a (bound to be meager and apt to be boring) SOMETHING.
So it became a do-nothing machine. First we tried a number of methods of conversion. Steam was attractive because it added to the general do-nothing confusion—however, the transfer to mechanical energy was very inefficient. We tried flash boilers, turbines, and air motors—spectacular in themselves, but low work producers.
The fast growing efficiency of the silicon cells became the determining factor. In one year, the energy produced per dollar cost of silicon cells increased over one hundred times.
At the beginning of the letter, Charles noted that the solar toy was invented in January 1957, and completed in January 1958.  It is thus all the more remarkable that they were applying solar cell technology, which is now much more widely used.
With this project, as in much of their work, Charles and Ray showed that designers can and should address society’s true needs. Read more about the Eames solar toy and all of their works, in An Eames Anthology.
Fuente: http://www.eamesoffice.com/blog/the-eames-solar-toy/

jueves, 11 de junio de 2015

miércoles, 10 de junio de 2015

Diez consejos para el niño poeta- Casciari

Diez consejos para el niño poeta

El otro día mi hija me preguntó cómo había que hacer para escribir una poesía, y entonces le improvisé un reglamento de diez pasos fundamentales. Le dije: «Nina, escuchá muy bien este decálogo para ser poeta». Si tienen hijos, nietos o sobrinos en la edad de la inocencia, pueden arrimarlos al monitor.
  

I.

Hay que empezar por el principio: cada oración de una poesía se llama «verso». Después de cada verso bajá un renglón. Un grupo de cuatro versos se llama «estrofa». Después de cada estrofa bajá dos renglones y suspirá como si te doliera la panza, o como si hubieras comido huevo frito de noche.
  

II.

Para escribir una poesía nunca tengas el pelo demasiado limpio. Si hoy te bañaste, sentate a escribir mañana. No escribas una poesía después de ducharte porque te va a salir un cuento o un dibujo o un formulario de responsable no inscripto de la AFIP.
  

III.

Prestále atención a las sílabas, pero no a las sílabas que te enseñan en el colegio. En las poesías las vocales tienen un imán. En la frase «pasa el tren» no separes «pa-sa-el-tren». Separá «pa-sael-tren». Y ojo: cuando una vocal tiene acento pierde el imán. Por ejemplo, «ha-bí-au-na-vez».
  

IV.

Con los zapatos puestos te puede salir una poesía más o menos. Si llevás solamente medias, o si tenés puestas pantuflas, te puede salir una poesía muy buena. Si estás descalza te sale una poesía excelente. Pero si estás en patas sobre el pasto te va a salir la mejor poesía del mundo.
  

V.

La poesía más fácil de inventar tiene ocho sílabas por cada verso. Por ejemplo: «Es-ta-ba-la-Ca-ta-li-na». Pero si la última palabra es aguda tiene que tener siete sílabas, no ocho, por ejemplo: «sen-ta-da-ba-joun-lau-rel». Si te acordás de esto, ya casi casi sos poeta.
  

VI.


Las poesías se escriben en papeles sin renglones, con lápiz negro y con la goma de borrar a la derecha. Nunca escribas poesía en hojas cuadriculadas, ni con birome, ni mucho menos en la computadora. Al que escribe poesía en la computadora dios lo castiga, y en vez de una poesía le sale una canción de Miranda.
  

VII.

Una poesía es más recordable si el primer verso rima con el tercero, y el segundo rima con el cuarto. Para que dos versos rimen, tienen que ser parecidos en la penúltima sílaba, y tienen que ser igualitos en la sílaba final. Por ejemplo: «pe-lo-ta» y «ri-co-ta» riman. Pero en cambio «pe-lo-ta» y «biz-co-chue-lo» no riman.
  

VIII.

Un verdadero poeta se la pasa cazando frases de ocho sílabas en cualquier conversación. Si tu mamá te dice «¡Cuando te agarre te mato!» vos respondéle: «Muy bien, madre, has hecho un verso de ocho sílabas poéticas». Después salí corriendo antes de que te alcance.
  

IX.

Las poesías no tienen un largo determinado. Pueden tener una sola estrofa, o tres estrofas, o cincuenta estrofas, o las que vos quieras. Te das cuenta que llegaste al final de una poesía cuando escribís el último verso de una estrofa y sentís que te duele la panza en serio, que estás en patas de verdad, y que tenés el pelo más sucio que antes.
  

X.

Último consejo: no empieces a escribir poesía si todavía nunca abriste los ojos abajo del agua, si nunca gritaste abajo del agua con los ojos abiertos. Tampoco empieces a escribir poesía si nunca te quemaste un dedo, lo pusiste abajo de la canilla de agua y dijiste: «¡Ahhh! Esto es mejor que no haberse quemado nunca».
Hernán Casciari
jueves 14 de mayo, 2015

martes, 9 de junio de 2015

Escalera al paraíso


La escalera de la Biblioteca Laurenziana de Florencia, proyectada por Miguel Ángel. / GEORGE TATGE
Llego a la estación de Florencia, que está tal cual la vi por vez primera hace décadas. Sin aduanas, diáfana, con las familias esperando a los viajeros. Salgo a la calle, casi en el centro del casco histórico, sin tener que subir o bajar escaleras o atravesar andenes. Hoy en día, una maravilla. Y estoy ya en el Arno pacífico atravesando el Ponte Vecchio. Me esperan en la Biblioteca Laurenziana. El claustro es muy imponente y está formado por galerías en dos pisos. El inferior, con arcos, mientras que el superior con arquitrabes, ambos apoyados sobre pequeñas columnas de orden jónico. El jardín, presidido por un esbelto naranjo, está decorado con setos de boj.
La entrada en la Biblioteca se lleva a cabo por el claustro de Brunelleschi. Frente a esta naturaleza exuberante, de repente, una imponente y fría escenografía. En primer lugar, un vestíbulo en el cual se utiliza la bicromía entre la blanca pintura y el gris de la piedra de las escaleras. Escaleras ovaladas que me recuerdan a los caparazones de tortugas. Tienen el mismo color que ellas y aparentan su misma calma. El saber y el conocimiento se aprenden con lentitud. Aquí solo hay libros largos en un tiempo ya trepidante y de escasa atención. Dos tramos de escaleras laterales que confluyen en una central. Ascender al saber. Escaleras abstractas, geométricas, y en las paredes, grandes ventanales, también grises, cegados. Arquitectura esculpida, cerebral, inquietante y exigente. Miguel Ángel trata columnas gemelas y parástades, tímpanos, frisos y molduras como elementos plásticos, como líneas de fuerza y tensión entre ellas. Estas escaleras nos están indicando que si las subimos ya no estaremos lejos de la ansiada patria, sino en la verdadera que son las bibliotecas. Allí donde hay una –y esta es especialísima y casi única–, el sabio tiene su patria, el sabio o el lector que también puede llegar a serlo.


La sala de lectura de la Biblioteca Laurenziana, un espacio concebido por Miguel Ángel. / GEORGE TATGE
Fue el papa Clemente VII de Médici quien quiso, en el año 1523, que la biblioteca de la familia tuviera un lugar estable en San Lorenzo. Miguel Ángel recibió el encargo de diseñar la sala donde conservarla. Durante 10 años trabajó en este proyecto. Habiéndose trasladado a Roma en 1534, continuaron las obras Vasari y Ammannati siguiendo los planos de Buonarroti. ¿Cómo simbolizar en el espacio la fuerza del libro, la lectura, la escritura y la imprenta? Como escultor, Miguel Ángel luchaba desesperadamente contra la materia, contra el mármol. Aquí, ese esfuerzo lo lleva a cabo contra el vacío. El vacío, el espacio, el aire como un bloque pétreo al cual no sólo hay que darle forma, sino también dimensión. Este espacio del vestíbulo y de las escaleras no sólo es arquitectónico y escultural, sino también pictórico. Miguel Ángel compuso una perspectiva sobre la cual poder entrar. Se entra en el decorado de un cuadro y se desaparece en él, porque solo desde los últimos escalones percibimos que hay un más allá, y ese más allá no es la fe del cielo, sino el raciocinio del conocimiento.
Todo lo que aquí se conserva fue hecho por el hombre, quizás para saber más de su mayor invención: Dios. Subiendo estas escaleras, filosóficas en su mudez, me acuerdo de aquella frase del maestro Eckhart: “La última y suprema liberación del hombre es dejar a Dios para ascender a Dios”. Estas escaleras transmiten una energía espiritual, una escenografía dramática. Nosotros no ascendemos, sino que ellas nos ayudan a elevarnos no sólo físicamente, sino también con el espíritu. Las dos escaleras laterales, si se siguieran hasta el fin, nos conducirían a lo profundo, a la caída; pero al unirse con la central nos ascienden hacia el saber y la luz. Estas escaleras son el triunfo de la luz contra las tinieblas.


La cúpula de la catedral de Florencia, Santa Maria del Fiore, obra de Brunelleschi. / DAVE YODER

Arquetipos

La biblioteca contiene la colección de libros y códices antiguos más importante de Italia, y es también una de las más importantes bibliotecas del mundo. El núcleo central está constituido por volúmenes recogidos por los primeros Médici, también siguiendo los criterios de humanistas como Vespasiano da Bisticci. En el año 1568, la biblioteca estaba terminada. Era propiedad de los Médici, pero estaba abierta a aquellas personas que quisieran consultarla. Si los Uffizi son el arquetipo de todos los museos, la Biblioteca Laurenziana lo es de todas las bibliotecas. El ambiente del siglo XVI está aquí perfectamente mantenido a través de su primitiva originalidad. Suelos de ladrillo cocido, amarillo y rojo, diseñados por Niccolò Tribolo, alumno de Miguel Ángel; artesonados, vidrieras con el blasón mediceo, paredes, bancos de estudio dibujados por el propio Miguel Ángel.
Hoy, la Laurenziana es un museo, el museo de una de las bibliotecas madres del mundo, con un fondo extraordinario. El más antiguo testimonio del Corpus iuris civilis, de Justiniano, transcrito poco después de su promulgación en el año 534 después de Cristo; elCarme de Horacio comentado por Petrarca, la Divina comedia con anotaciones de Giovanni Villani, laLógica de Aristóteles ilustrada con los retratos en miniatura de Cósimo el Viejo y de Piero de Médici, el códice llamado del Biadaiolo, 2.500 papiros greco-egipcios y 43 ostrakas, entre los que destaca el óstracon de Safo, del siglo II antes de Cristo, y un fragmento del papiro del siglo I antes de Cristo con los primeros versos de La cabellera de Berenice, de Calímaco; el célebre Virgilio mediceo con lasubscriptio de Turcio Rubio Aproniano Asterio, cónsul en el 494 después de Cristo, un evangelio siriaco copiado por el monje Rabula en el año 586 después de Cristo, entre otros cientos de piezas extraordinarias. Al final de esta gran bancada se abren otras salas hoy destinadas a exposiciones temporales. Con la que coincido está dedicada a Boccaccio. En la propia Florencia hay otra exposición interesantísima, también de carácter bibliográfico, titulada Una volta nella vita. Incluye algunos de los tesoros ingentes de los archivos y de las bibliotecas de la ciudad. Está en la Galleria Pallatina del Palazzo Pitti, frente a la casa que habitó, desde 1943 a 1945, el escritor y médico Carlo Levi
.

JAVIER BELLOSO
Borges, en Mis libros, perteneciente aLa rosa profunda (1975), escribió: “Mis libros (que no saben que yo existo) / son tan parte de mí como este rostro / de sienes grises y de grises ojos / que vanamente busco en los cristales / y que recorro con la mano cóncava”. Borges es parte de esta biblioteca y de todas las bibliotecas del mundo. Es un evangelista de las mismas, un buen ejemplo frente a otros malos. Por ejemplo, el del gran escritor Thomas Bernhard: “Los libros me abruman. Un solo libro me basta. Soy como un hombre que trabaja en una lechería; probablemente no querrá mantequilla en su casa, ¿no? Si tuviera cien o mil paquetes de mantequilla en su casa se volvería, probablemente, loco”. A veces, los escritores, incluso los grandes escritores que queremos y hemos leído, dicen tonterías, contribuyen a la incultura, el salvajismo y la barbarie. Hay, desgraciadamente, otros ejemplos, pero solo voy a citar uno más, Philip Larkin. No es poeta de mi devoción. El británico escribe en su poema Estudio de los hábitos de lectura: “Los libros son un montón de mierda”. Y añade, por si esto no fuera poco: “Ahora ya no leo mucho”. ¿Uno se imagina a un médico diciendo que no estudia los nuevos fármacos de su especialidad? No. Pero un escritor puede vilipendiar a la propia literatura. A ambos los hubiera enviado a la Biblioteca Laurenziana, y allí, atados a los bancos con las mismas argollas que anclan los libros, hacerles penar hasta la eternidad. Más razón tiene Tzvetan Todorov: “El lector corriente, que sigue buscando en las obras que lee algo con lo que dar sentido a su vida, tiene razón cuando se enfrenta a los profesores, críticos y escritores que le dicen que la literatura solo habla de sí misma, o que solo enseña a la desesperación”. Biblioteca Laurenziana, ni siquiera la del más allá podrá competir con ella. Quien la visite habrá alcanzado parte del paraíso.
César Antonio Molina, ex ministro de Cultura, dirige La Casa del Lector

Fuente: http://elviajero.elpais.com/elviajero/2015/05/28/actualidad/1432823259_996971.html

lunes, 8 de junio de 2015

viernes, 5 de junio de 2015

Desde arriba




Vista aérea del edificio que en 1930 pertenecía a la Facultad de Derecho, UBA, que actualmente es sede de la FIUBA, Facultad de Ingeniería de la UBA.

jueves, 4 de junio de 2015

Otra Buenos Aires



Un gran pileton en el centro…general paz y Av. del Libertador
[gracias Anabella Rognoni!]