Gracias, Jorge!
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lunes, 31 de diciembre de 2012
viernes, 28 de diciembre de 2012
jueves, 27 de diciembre de 2012
miércoles, 26 de diciembre de 2012
lunes, 24 de diciembre de 2012
viernes, 21 de diciembre de 2012
jueves, 20 de diciembre de 2012
Entrega Proyectual II
Exhibición de trabajos de los alumnos de Introducción al Conocimiento Proyectual II
miércoles, 19 de diciembre de 2012
200 años de la Plaza de Mayo
Realizado por los integrantes del Proyecto Memoria Visual de Buenos Aires, Plaza de Mayo, 200 años es un recorrido audiovisual por la evolución histórica del espacio público más emblemático de la Argentina.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=MpC4B5ZjyO0
Dirigido por los arquitectos Graciela Raponi y Alberto Boselli, el Proyecto Memoria Visual de Buenos Aires es un "intento por reconstruir los procesos de gestación y transformación de la ciudad". Este trabajo se hace base a fotografías, grabaciones y dibujos, dependiendo de la época de la evolución urbana que se quiere documentar. Hoy, miércoles 19 de diciembre, su trabajo Plaza de Mayo, 200 años, recibirá un Reconocimiento Académico de parte de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). El corto, que fue premiado en el Festival de video y cine científico (CINECINE) 2011, es un recorrido por la evolución histórica de la plaza.
Memoria Visual de Buenos AIres, que ya tiene 20 años de vida, ha documentado numerosos sectores emblemáticos de la ciudad, como Retiro, Palermo, la Costa Sur y el Riachuelo, entre otros. Además de Raponi y Boselli, los actuales integrantes del proyecto son los DIyS Diego Cortese, Andrés Paz Geuse, Juan Ortiz (Animación, Digitalización y Edición) y Ignacio Boselli (cámara).
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=MpC4B5ZjyO0
martes, 18 de diciembre de 2012
Cervera y el tango
Como todos los años, Eduardo Cervera expone junto a otros artistas en Clásica y Moderna
(Av. Callao 892, Buenos Aires).
Para contribuir con la temática de este año, Eduardo se animó a interpretar unos tanguitos en el piano.
Estuvimos con él el día de la inauguración.
(Av. Callao 892, Buenos Aires).
Para contribuir con la temática de este año, Eduardo se animó a interpretar unos tanguitos en el piano.
Estuvimos con él el día de la inauguración.
lunes, 17 de diciembre de 2012
Escultura natural
En realidad no es una escultura, es un pedazo de corteza encontrado cerca del Hotel Llao Llao justo hace un año, en diciembre de 2011.
viernes, 14 de diciembre de 2012
Loos y el árbol de Navidad / Jorge Meijide
Un cuento de Navidad. Loos y el árbol de Navidad de Gabriela | Jorge Meijide
11 diciembre 2012
Un cuento de Navidad. Loos y el árbol de Navidad de Gabriela
Ya está aquí la Navidad. Ya han llegado los anuncios de perfumes, los de juguetes, las cenas, las reuniones familiares y demás desatinos y por supuesto, como no, los imprescindibles y omnipresentes árboles de Navidad. Esos delicados objetos arrancados de la naturaleza o copiados de ella, que pasan un par de semanas en nuestras salas de estar y que propician, al calor de su elección, elaboración y decoración, los primeros desacuerdos domésticos que éstas queridas fiestas se empeñan en propiciar. Esos queridos objetos que son el ejemplo vivo del exceso de complementos, como de cualquier buena arquitectura pastelera que se precie, o de la ausencia total de ellos, hasta dejarlos en pura espina, dignos de un ultraortodoxo minimalista.
El caso es que ha tocado ya hacer el árbol de éste año y en casa, como en cualquier buena casa arquitectónica que se precie, habitada por una sana pareja de arquitectos (es un decir…), en la que se cuestiona, desde la elección del jabonero hasta la colocación de la mesa… el arbolito ha sido tema de un intenso taller de ideas, cuyas últimas e inapelables conclusiones han sido redactadas por la más pequeña de la casa y su madre, dejando todas mis, por supuesto, absurdas objeciones desestimadas. Mi perra Paca no me ayudó mucho…
El árbol, por si cabía alguna duda, ha sido diseñado y elaborado en el taller doméstico, o sea el salón, tabernáculo de la vida común doméstica; la opción de emplear alguno del jardín o bosque cercano, que después de su uso hubiera sido vuelto a poner en libertad, o sea, replantado, lo digo por si acaso alguien me pudiera mirar mal, queda totalmente descartada. ¡Claro que lo hacemos nosotros…! ¡Faltaría más! Si es que hay gente muy dispuesta.
El arduo trabajo de puesta en común, así como la prolija elaboración material del artilugio, que pasa por la elección del material adecuado, su manipulación y estabilidad, sus proporciones, medidas y consistencia necesarias, la cadena de montaje, las pruebas de resistencia, su colocación adecuada, su iluminación, etc. ha sido tenido en cuenta hasta en sus más mínimos detalles y llevado a cabo en su orden preciso; teniendo en cuenta que la mano de obra ha sido infantil y que han sido dos los directores de obra, la cosa ha ido bastante bien. Para prueba la foto.
Todo el proceso puede ser entendido como un mero ejercicio más de labor doméstica, de los que hay cientos a lo largo del año, hechos casi inconscientemente, mecánicamente; pero por algún insano motivo durante todo el tiempo, dándole al alicate, a las tijeras y al pegamento, no paraba de pensar en Loos (!) y en su noble defensa del arte del trabajo del hombre, de su esfuerzo y en la nobleza del material así extraído y manipulado. Puede parecer algo perverso, pero es que a veces la asociación de ideas nos conduce por caminos curiosos.
El caso es que, por pura deformación, me vino a la cabeza su artículo sobre el granito, ese que escribió en 1898, en el que ensalzaba el trabajo humano empleado para darle dignidad y valor; desde el esfuerzo por extraerlo de la montaña, hasta el preciso de su pulido y colocado, pasando por el transporte y, como no, del necesario para darle forma. Escribía Loos “Y, ante un muro de granito pulido, nuestro corazón experimentará un respetuoso estremecimiento. ¿Ante el material? No, ante el trabajo humano”.
La distancia entre el árbol de Navidad de Gabriela y el granito de Loos puede parecer grande, enorme, incluso desmesurada, pero el esfuerzo y el trabajo son equiparables en ambos casos, e igual de valorables, no es una cuestión de escala o de presupuesto, ni de importancia de lo hecho. No es tanto el resultado final, que deja mero agrado al ojo, como el esfuerzo realizado para llevarlo a cabo. Así lo valoro como padre, obviamente, pero también como arquitecto. Kahn también hablaba de ello cuando nos animaba a entender el trabajo de arquitectura como una ofrenda, de lo que creo haber hablado en alguna ocasión. Este árbol navideño casero me permite condensar y exponer ese trabajo, como lo condensa y expone el salero del que también hablaba Loos, la vivienda unifamiliar, el museo o el aeropuerto.
La arquitectura, como casi todo lo profundo, al igual que lo es el aire de Chillida, es cuestión de decantación, de la decantación que se lleva a cabo con el tiempo y el esfuerzo necesarios para ello. Esfuerzo y tiempo que no deben regalarse o minusvalorarse puesto que son nuestra ofrenda y llevan nuestro conocimiento y experiencia. Se equivocan quienes la tratan a la ligera o la relegan a una mera tarea funcional, no hay esfuerzo en ello, hay rutina, y con ella despreciamos los conocimientos adquiridos en el proceso de nuestra continua formación.
Pienso ahora en estas generaciones nuevas de arquitectos, recién salidos de las escuelas, o a punto de ello, abocados a una realidad incierta, con unos más que sobrados conocimientos, adquiridos tras años de esfuerzo y trabajo (que los hacen deseables por los estudios de arquitectura de medio mundo), y unos valores por redefinir, a los que les corresponde cuestionar lo heredado, no para derribarlo, pues si no estarían abocados a repetirlo, si no para continuar una tarea, el trabajo la arquitectura, en constante evolución.
El árbol de Gabriela se desmontará y de él solo quedarán las fotos y el recuerdo y la satisfacción de su invención y fabricación. El año que viene habrá otro, distinto de éste, porque también lo seremos nosotros y mejor, porque la experiencia es un grado…
Éste, como todo buen cuento, tiene mucho de metáfora y algo de moraleja y para quien lo quiera ver, hasta mensaje.
jorge meijide . arquitecto
a coruña. diciembre de 2012
a coruña. diciembre de 2012
http://veredes.es/blog/un-cuento-de-navidad-loos-y-el-arbol-de-navidad-de-gabriela-jorge-meijide/
jueves, 13 de diciembre de 2012
miércoles, 12 de diciembre de 2012
martes, 11 de diciembre de 2012
lunes, 10 de diciembre de 2012
¡Temporada de pileta!
Dentro del Museo de Arte Contemporáneo del s XXI en Kanazawa -obra de la firma Kazuyo Sejima + Ryue Nishizawa/ SANAA- se ubica la sala llamada La piscina, del argentino Leandro Erlich.
La obra es una verdadera prueba para la experiencia sensorial. Desde el exterior, vemos la piscina llena pero con gente en el interior; desde el interior vacío, vemos la mirada del otro desde su exterior.
La intención es que el visitante se vea obligado a tener un cambio de perspectiva tanto de los demás como de sí mismo.
Para verla en acción clickear aquí
sábado, 8 de diciembre de 2012
viernes, 7 de diciembre de 2012
Seguimos con anécdotas de Oscar
En esta casa vivía Oscar Niemeyer cuando una tarde vino a visitarlo el flamante presidente de Brasil, Juscelino Kubitschek. “Vino a mi casa das Canoas y mirando juntos para la ciudad, me confía con entusiasmo: ´Quiero construir la nueva capital de este país, y usted me va a ayudar´. Explicándome, con la misma euforia de de 20 años atrás, lo que pretendía hacer: ´Oscar, esta vez vamos a construir ...
la capital de Brasil. Una capital moderna. La más bella capital de este mundo!”.
Oscar puso dos condiciones para llevar adelante tamaña empresa: La primera era que percibiría un salario mensual como cualquier funcionario público. La segunda era que elegiría su propio grupo de trabajo. Las peticiones fueron aceptadas y así fue como Niemeyer convocó “Primero, cerca de 20 arquitectos para los trabajos programados, después otros amigos de profesiones diferentes, por el simple placer de ayudarlos, sabiéndolos con dificultades financieras. Así tuvimos en nuestro equipo un periodista, un abogado, un arquero del Flamengo y otros de profesiones indefinidas.
Todos me fueron útiles y el equipo se hizo más variado, la conversación más versátil, el trabajo más completo, cada uno actuando dentro de sus propias aptitudes.
En poco tiempo formamos un grupo cohesionado y amigo. Todos juntos corrimos a las casas populares ya construidas.
El confort era poco: una sala, dos cuartos, baño y cocina. Mi cuarto era pequeño: un catre, un pequeño armario provisorio y un banco como mesa de cabecera.
Estaba claro que estos pequeños detalles se diluían delante del trabajo que tanto nos ocupaba. Pero quedaba aquella sensación de fin del mundo, recordando la familia y los amigos distantes, sin carreteras ni teléfono. Apenas una pequeña radio de campaña a nuestro servicio. Y todo se agravaba para los que estaban solos, imaginando cómo sería bueno tener una mujer al lado, con quien poder dividir sus angustias y abrazarla un poco. Eso explicaba muchas cosas, Mucha unión escondida que aquel abandono justificaba.
La fuga era reunirnos a la noche a charlar, discutir las obras en marcha, jugar cartas o, entonces lo que últimamente hacíamos, tocar nuestras batucadas.
Las obras proseguían, la polvareda roja marcaba las rutas en construcción y las estaciones de servicio quebraban el antiguo silencio de aquella área que comenzaba a poblarse.
Determinado, JK nos daba su ejemplo, indiferente a las críticas con que la reacción procuraba torpedear el emprendimiento. Riéndose de los que decían que el lugar fue mal elegido, que no habría vegetación en los jardines, que el agua del lago proyectado desaparecería en la tierra porosa de la nueva capital (…)
No había tiempo que perder y las construcciones se iniciaban teniendo apenas calculadas sus fundaciones. El resto, los detalles de las estructuras y de la propia arquitectura venía después, acompañando el ritmo programado.
La idea de JK , nuestra, inclusive, no era la de una ciudad cualquiera, pobre y provinciana, sino la de una actualizada y moderna, que representase la importancia de nuestro país.
A veces JK nos invitaba para ir de noche al Alvorada. Estaba solo en Brasilia y quería conversar un poco. Y para allá íbamos nosotros (…) En los salones del Palacio, reunidos en círculo delante de JK, nos quedábamos escuchando sus aventuras.
La conversación era siempre la misma. Los obstáculos que surgían, las mentiras propagadas a los cuatro vientos, los problemas económicos y políticos que tenía que enfrentar, su determinación de concluir todo en el plazo fijado. Y entraba en detalles desconocidos, recordando los que intentaban paralizar Brasilia, concluyendo indignado: ´Qué canallas!´.
Atentos, escuchábamos su disertación apasionada, satisfechos de verlo confiado y optimista. Y si a él le hacían bien aquellos momentos de reafirmación y confidencias, a nosotros más que nadie, preocupados como estábamos con el buen éxito del emprendimiento.
De cuando en cuando Bené, que digitaba al piano sus melodías, hacía subir al aire un samba preferido y JK salía a danzar desenvuelto, animado, feliz, contento de olvidar por momentos su vida tan preocupada.
Y la conversación recomenzaba. Brasilia, las metas programadas, la ruta Belém-Brasilia…La grandeza de esa ruta formidable, el derrumbe de plantas, de árboles gigantescos, la travesía de ríos, montes y pantanos, la vieja Amazonia desconocida y misteriosa (…)
Tarde, a la una o dos de la madrugada, JK nos acompañaba a la salida. Y ahí nos retenía, extasiado con la noche de Brasilia. El cielo inmenso, lleno de estrellas, los palacios ya erguidos destacándose con sus formas blancas en la enorme oscuridad del monte.
Mansamente, como diciéndome un secreto, JK me tomaba del brazo: ´Niemeyer. Qué belleza!´.”
Extraído de : NIEMEYER, Oscar, As curvas do tempo: Memórias, Rio de Janeiro, Editora Revan, 2000, pp. 111-116. (traducción y foto Gonzalo Fuzs)
Oscar puso dos condiciones para llevar adelante tamaña empresa: La primera era que percibiría un salario mensual como cualquier funcionario público. La segunda era que elegiría su propio grupo de trabajo. Las peticiones fueron aceptadas y así fue como Niemeyer convocó “Primero, cerca de 20 arquitectos para los trabajos programados, después otros amigos de profesiones diferentes, por el simple placer de ayudarlos, sabiéndolos con dificultades financieras. Así tuvimos en nuestro equipo un periodista, un abogado, un arquero del Flamengo y otros de profesiones indefinidas.
Todos me fueron útiles y el equipo se hizo más variado, la conversación más versátil, el trabajo más completo, cada uno actuando dentro de sus propias aptitudes.
En poco tiempo formamos un grupo cohesionado y amigo. Todos juntos corrimos a las casas populares ya construidas.
El confort era poco: una sala, dos cuartos, baño y cocina. Mi cuarto era pequeño: un catre, un pequeño armario provisorio y un banco como mesa de cabecera.
Estaba claro que estos pequeños detalles se diluían delante del trabajo que tanto nos ocupaba. Pero quedaba aquella sensación de fin del mundo, recordando la familia y los amigos distantes, sin carreteras ni teléfono. Apenas una pequeña radio de campaña a nuestro servicio. Y todo se agravaba para los que estaban solos, imaginando cómo sería bueno tener una mujer al lado, con quien poder dividir sus angustias y abrazarla un poco. Eso explicaba muchas cosas, Mucha unión escondida que aquel abandono justificaba.
La fuga era reunirnos a la noche a charlar, discutir las obras en marcha, jugar cartas o, entonces lo que últimamente hacíamos, tocar nuestras batucadas.
Las obras proseguían, la polvareda roja marcaba las rutas en construcción y las estaciones de servicio quebraban el antiguo silencio de aquella área que comenzaba a poblarse.
Determinado, JK nos daba su ejemplo, indiferente a las críticas con que la reacción procuraba torpedear el emprendimiento. Riéndose de los que decían que el lugar fue mal elegido, que no habría vegetación en los jardines, que el agua del lago proyectado desaparecería en la tierra porosa de la nueva capital (…)
No había tiempo que perder y las construcciones se iniciaban teniendo apenas calculadas sus fundaciones. El resto, los detalles de las estructuras y de la propia arquitectura venía después, acompañando el ritmo programado.
La idea de JK , nuestra, inclusive, no era la de una ciudad cualquiera, pobre y provinciana, sino la de una actualizada y moderna, que representase la importancia de nuestro país.
A veces JK nos invitaba para ir de noche al Alvorada. Estaba solo en Brasilia y quería conversar un poco. Y para allá íbamos nosotros (…) En los salones del Palacio, reunidos en círculo delante de JK, nos quedábamos escuchando sus aventuras.
La conversación era siempre la misma. Los obstáculos que surgían, las mentiras propagadas a los cuatro vientos, los problemas económicos y políticos que tenía que enfrentar, su determinación de concluir todo en el plazo fijado. Y entraba en detalles desconocidos, recordando los que intentaban paralizar Brasilia, concluyendo indignado: ´Qué canallas!´.
Atentos, escuchábamos su disertación apasionada, satisfechos de verlo confiado y optimista. Y si a él le hacían bien aquellos momentos de reafirmación y confidencias, a nosotros más que nadie, preocupados como estábamos con el buen éxito del emprendimiento.
De cuando en cuando Bené, que digitaba al piano sus melodías, hacía subir al aire un samba preferido y JK salía a danzar desenvuelto, animado, feliz, contento de olvidar por momentos su vida tan preocupada.
Y la conversación recomenzaba. Brasilia, las metas programadas, la ruta Belém-Brasilia…La grandeza de esa ruta formidable, el derrumbe de plantas, de árboles gigantescos, la travesía de ríos, montes y pantanos, la vieja Amazonia desconocida y misteriosa (…)
Tarde, a la una o dos de la madrugada, JK nos acompañaba a la salida. Y ahí nos retenía, extasiado con la noche de Brasilia. El cielo inmenso, lleno de estrellas, los palacios ya erguidos destacándose con sus formas blancas en la enorme oscuridad del monte.
Mansamente, como diciéndome un secreto, JK me tomaba del brazo: ´Niemeyer. Qué belleza!´.”
Extraído de : NIEMEYER, Oscar, As curvas do tempo: Memórias, Rio de Janeiro, Editora Revan, 2000, pp. 111-116. (traducción y foto Gonzalo Fuzs)
jueves, 6 de diciembre de 2012
La vida es un soplo
Não é o ângulo reto que me atrai,
Nem a linha reta, dura, inflexível criada pelo o homem.
O que me atrai é a curva livre e sensual.
A curva que encontro no curso sinuoso dos nossos rios,
nas nuvens do céu,
no corpo da mulher preferida.
De curvas é feito todo o universo,
O universo curvo de Einstein.
No es el ángulo recto que me atrae,
ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre.
Lo que me atrae es la curva libre y sensual.
La curva que encuentro en el curso sinuoso de nuestros ríos,
en las nubes del cielo,
en el cuerpo de la mujer preferida.
Las curvas se realiza todo el universo,
el universo curvo de Einstein
“O importante é mulher, não é?
O resto é só brincadeira”. Oscar Niemeyer
miércoles, 5 de diciembre de 2012
martes, 4 de diciembre de 2012
lunes, 3 de diciembre de 2012
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