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viernes, 21 de agosto de 2015

Quetglas sobre Cézanne


Notas de Josep Quetglas en No te hagas ilusiones

"Es muy fácil distinguir entre un cuadro de Gris y uno de Picasso. Proceden cada uno de operaciones distintas. Picasso estudia a Cézanne, Gris estudia postales de Cézanne. Se trata de una oposición radical, porque quien haya comprendido a Cézanne deja de poder resumir en una figura su mirada sobre el mundo. En Cézanne y Picasso el ojo se enfrenta al mundo, y es incapaz de recogerlo en una figura, astillándose la retina por el asalto de tantas cosas ´todas convexas, con fugas propias cada una, desbaratándose, cayéndose, que tienen delante. El ojo se vuelve concéntrico a fuerza de mirar`, dice Cézanne. La mirada natural de Cézanne y del cubista se produce ya, directamente, desde esa condición astillada de la retina, y es por ahí que llega inevitablemente hasta la mano, el pincel y la pincelada, deshilachada, escamosa, falciforme -como la llamaba Malévich-, con su trazo retorcido de coma, y a la construcción cubista. Construcción cubista, no de las cosas, sino de la mirada y del sentimiento. Y, cézano-cubista, tengo un vaso, una manzana o un árbol frente a mis ojos, y oigo en mi retina ese zumbido quebradizo de las escamas de color. Leed a Cézanne si no lo creéis: lo ha escrito literalmente. Todo su esfuerzo está dirigido a aprender a mirar con exactitud. Y, cuando uno ve así, no puede no ser cubista.
¿Qué pasa con Gris? Ahí no hay problema. Gris ve bien. Enfrente de una pintura o un dibujo de Gris, uno siempre tiene la impresión de que algo ha quedado interpuesto entre el objeto representado y la vista del pintor, y ese algo es el responsable de la deformación de la figura. Algo: cristales rotos o grabados, fragmentos de una lupa, culos de botella, ramalazos de humo brumoso, alguna interferencia que altera las propiedades formales de la figura de lo que hay enfrente, y que la vista recoge. Bastaría apartar el obstáculo para recuperar la figura natural de los objetos.
Para pintar un cuadro, Gris podría proceder así: las cosas, primero, se dibujan y pintan como siempre, según una mirada comprensiva y abarcadora; luego, esa figura así obtenida sobre el papel puede pasar a ser desbaratada, cuarteada, dispersada -y el resultado será igual que un cuadro cubista-. Pero no será un cuadro cubista. Por eso a quienes nos gustan Cézanne y Picasso no nos gusta Juan Gris."
 

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